domingo, 4 de octubre de 2015

Opera Garnier



Durante mi estadía en París visité la Opera Garnier, también llamada Palacio Garnier, que debe su nombre al joven arquitecto que diseñó el edificio: Charles Garnier.

Este fue elegido entre cientos de arquitectos que presentaron sus proyectos para la creación de un nuevo edificio para la ópera a pedido de Napoleón III.

La construcción comenzó en 1860 y finalizaría en 1875. El trabajo fue realizado por 14 pintores y artesanos y 73 escultores. También se construyó una avenida que une la ópera con el Palacio de las Tullerías.

Este teatro había sido la sede de la Ópera y Ballet parisina desde 1821, en donde se presentaron las más grandes piezas, y donde prosperó el ballet romántico.

Desde el comienzo del recorrido es posible imaginar el lujo y la riqueza de las personas que acudían a la ópera en aquella época. 

Una gran escalera de mármol blanco, rojo y verde une los niveles del edificio, otorgando a su vez la posibilidad a los espectadores de lucir los imponentes vestuarios con los que concurrían a la ópera. En este ámbito se reunían los miembros de la alta sociedad parisina.

El edificio cuenta con varios vestíbulos por los que el público paseaba durante los entreactos y en donde están actualmente expuestos vestuarios utilizados en diferentes obras presentadas en la Opera a lo largo de la historia.
Los salones se encuentran decorados con columnas, pinturas, lámparas y esculturas. El color dorado y la utilización de oro se destacan en el espacio.

 
Cerca de las puertas de los palcos se presentan bustos de personalidades famosas que asistían regularmente a los espectáculos ofrecidos en el Palacio Garnier. En uno de estos palcos, más precisamente en el n° 5, transcurren los hechos que Gastón Leroux narra en su novela “El fantasma de la Opera”.

La sala cuenta, aproximadamente, con capacidad para 2000 espectadores. Posee asientos de terciopelo rojo, y una gran pintura de Chagall en el techo. De todos modos no pude apreciarla detenidamente, a causa del ensayo que se llevaba a cabo en dicho espacio.

En la biblioteca, se encuentran en exhibición las maquetas realizadas en escala, de las escenografías diseñadas para diferentes espectáculos.

Recorrí el espacio escuchando un audio guía que me ayudó a descubrir los distintos rincones del imponente edificio. Mientras caminaba por el Palacio pude imaginarme a los asistentes con sus elegantes vestidos, y me pregunté muchas veces como pudieron realizar semejantes espacios hace más de cien años.   

Me sentí una niña descubriendo, explorando y sorprendiéndome con la historia del lugar.





 
 

 

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